STS 29/2011, 3 de Febrero de 2011

PonentePERFECTO AGUSTIN ANDRES IBAÑEZ
ECLIES:TS:2011:519
Número de Recurso1266/2010
ProcedimientoRECURSO CASACIÓN
Número de Resolución29/2011
Fecha de Resolución 3 de Febrero de 2011
EmisorTribunal Supremo - Sala Segunda, de lo Penal

SENTENCIA

En la Villa de Madrid, a tres de Febrero de dos mil once.

Esta Sala, compuesta como se hace constar, ha visto el recurso de casación interpuesto contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz, Sección Cuarta, de fecha 18 de marzo de 2010 . Han intervenido el Ministerio Fiscal y, el recurrente Justino , representado por la procuradora Sra. Herguedas Pastor. Ha sido ponente el magistrado Perfecto Andres Ibañez.

ANTECEDENTES

  1. - El Juzgado de instrucción número 2 de San Fernando instruyó procedimiento abreviado número 47/2009, por delito de lesiones contra Justino y, abierto el juicio oral, lo remitió a la Audiencia Provincial de Cádiz cuya Sección Cuarta dictó sentencia en fecha 18 de marzo de 2010 con los siguientes hechos probados: "El día 29 de mayo de 2007, sobre las 16,30 horas, Justino , mayor de edad y sin antecedentes penales; se encontró en la Plaza del merendero de la localidad de San Fernando con Salvador , al que le había pedido en otras ocasiones, por razones que no constan, negándose a ello. Valiéndose de una porra de hierro que llevaba, le golpeó en diversas partes del cuerpo, y con los puños y la rodilla en la cara, causándole lesiones consistentes en fractura de los huesos propios de la nariz, fractura parcial del primer molar inferior izquierdo, hematoma de 6.3 cms. en región dorsal, hematoma en glúteo izquierdo y contusión en codo izquierdo, lesiones que necesitaron además de la primera asistencia, tratamiento médico, tardando en curar 20 días, quedándole como secuelas alteración de la respiración nasal por deformidad ósea o cartilaginosa (3 puntos), y desviación del tabique nasal hacia la izquierda que ocasiona perjuicio estético ligero (2 puntos)."

  2. - La Audiencia de instancia dictó el siguiente pronunciamiento: "Debemos condenar y condenamos a Justino , como responsable en concepto de autor de un delito de lesiones de los artículos 147 y 148.1 del Código Penal , a la pena de tres años de prisión, inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, prohibición de comunicarse y aproximarse a la persona y al domicilio de Salvador , a una distancia inferior a 300 metros, durante cinco años, y a indemnizar a Salvador en concepto de responsabilidad civil en la suma de seis mil (6000) euros por lesiones y secuelas, así como al pago de las costas procesales."

  3. - Notificada la sentencia a las partes, se preparó recurso de casación por el condenado que se tuvo por anunciado, remitiéndose a esta Sala Segunda del Tribunal Supremo las certificaciones necesarias para su substanciación y resolución, formándose el correspondiente rollo y formalizándose el recurso.

  4. - La representación del recurrente basa su recurso de casación en los siguientes motivos: Primero. Por el cauce del artículo 852 Lecrim en relación con el artículo 5.4 LOPJ , por vulneración del artículo 24.2 CE .- Segundo. Infracción de ley por el cauce del artículo 849.2º Lecrim.- Tercero. Infracción de ley por el cauce del artículo 849.1º Lecrim por aplicación indebida de los artículos 147 y 148.1 Cpenal en relación con los artículos 27 y 28.1º del mismo texto legal.

  5. - Instruido el Ministerio fiscal del recurso interpuesto lo ha impugnado; la Sala lo admitió, quedando conclusos los autos para señalamiento de fallo cuando por turno correspondiera.

  6. - Hecho el señalamiento del fallo prevenido, se celebraron deliberación y votación el día 26 de enero de 2011.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Primero . Lo denunciado, al amparo de los arts., 5,4 LOPJ y 852 Lecrim, es vulneración del derecho a la presunción de inocencia, debido a que el relato de hechos descrito en la sentencia carece de sustrato probatorio. Al respecto se hace ver que el acusado ha negado siempre que aquéllos, de los que no hay testigos, fueran ciertos. Que, además, resulta inverosímil la afirmación del denunciante de que consiguió huir si, como dice, estaba escayolado. En fin, este último reconoció ser cierto que había retirado una denuncia sobre los mismos hechos, que estaba a trámite en otro juzgado.

La Audiencia funda la condena, esencialmente, en el valor probatorio que, dice, merece la declaración de inculpado, según jurisprudencia de este tribunal. Afirma que no existe motivo para dudar de las afirmaciones del ahora recurrido, que gozan de verosimilitud bastante y estarían corroboradas por los informes médicos. Señala que a esto hay que añadir la existencia de otras denuncias contra el ahora condenado.

La sala de instancia hace también hincapié en que las manifestaciones de este último son contradictorias, en lo relativo a su conocimiento del otro implicado, que negó en el juicio y que antes, en el juzgado, había admitido.

Los conocidos indicadores -"verosimilitud", "ausencia de incredibilidad subjetiva" y "persistencia en la incriminación"- de elaboración jurisprudencial a los que se refiere la Audiencia, deben ser objeto de una utilización muy matizada. Tales pautas, tomadas a veces indebidamente con cierto automatismo, cual si se tratase de criterios de prueba legal, tienen sólo un valor muy relativo. En efecto, su incumplimiento podrá servir -en negativo- para desestimar el testimonio en sí mismo inverosímil, el autocontradictorio y el dictado por móviles espurios. Pero es obvio que el relato de una situación imaginaria, bien construido y hábilmente expuesto, podría perfectamente ser presentado como veraz y pasar por tal, después de haber sido mantenido sin alteración en los distintos momentos del trámite. Y se sabe asimismo por experiencia (clínica y también judicial) que hay personas que atribuyen a otro la realización de una conducta punible nunca ejecutada por él, sin propósito de perjudicarle, sólo como consecuencia de un error de percepción o incluso debido al padecimiento de algún tipo de trastorno. Y, además, podría darse igualmente la circunstancia de que alguien, aun odiando, dijera realmente la verdad al poner a su cargo la realización de una conducta punible.

En consecuencia, no es que el contenido de una testifical que supere ese triple filtro deba ser tenida como válidamente inculpatoria. Lo único que cabe sostener es que un testimonio que no lo hiciera tendría que ser desestimado a limine como medio de prueba; mientras que, en el caso contrario, resultará en principio atendible , y, por tanto, cabría pasar, en un segundo momento, a confrontar sus aportaciones con las de otra procedencia, para confirmar la calidad de los datos.

En el caso a examen lo que hay es una declaración policial que, claramente, no ofrece una versión directa de las manifestaciones del denunciante, sino que, ya solo por su misma redacción, hace patente una amplia reelaboración de su contenido de datos. A esta declaración, que tendría que haber sido compulsada analíticamente en el juzgado, sigue una inexpresiva ratificación rutinaria ante el instructor, que nada aporta. Pero es que, además, resulta que, en el juicio, la información probatoria del denunciante se limita a algunas manifestaciones entrecortadas, carentes de detalle, que, todavía más, como ilustra el examen del DVD, puede decirse, le fueron extraídas por el Fiscal mediante preguntas, fundadas en la denuncia policial, con manifiesta carga sugestiva. Y esto sobre las lesiones denunciadas, porque a propósito de las amenazas, también objeto de denuncia, no hay dada, que es por lo que el Fiscal tuvo que retirar la acusación.

Así las cosas, todo se queda en la referencia del denunciante al hecho escueto de haber sufrido una paliza del acusado, en la que sólo a preguntas del Fiscal, que realmente lo sugiere, se introduce un instrumento metálico. Cuando luego resulta que el propio afectado admite que, según lo manifestado por la defensa, habría actuaciones en otro juzgado por estos hechos, pero que él mismo dice no recordar, y de los que ni siquiera sabe si consistieron en una pelea con el imputado o con otra persona. Y lo cierto es que, al folio 195, consta fotocopia de esa declaración del denunciante, aportada a la vista (procedente de diligencias seguidas contra Justino , en ese momento en trámite en fiscalía) que adveran tal manifestación.

En definitiva y en resumen, es verdad que el denunciante resultó lesionado, porque en efecto, hay acreditación documental suficiente de las lesiones. Y, siendo así, la afirmación de éstas como objetivamente existentes puede decirse corroborada. Pero no es cierto, en cambio, que la eficacia de esta corroboración se extienda al señalamiento del imputado como autor, dato fáctico del que sólo figura una afirmación desnuda, pues si se pone en relación la versión del juicio con la de comisaría ratificada en el juzgado, es evidente la sensible pérdida de datos.

Por lo demás, todo esto en un contexto confuso de relaciones entre los implicados de las que no cabe extraer nada válido que pudiera añadir alguna luz al hecho enjuiciado, porque no sólo el acusado (como dice la Audiencia) sino también el denunciante se ha manifestado de forma llamativamente confusa y poco convincente, y al fin, lo cierto es que, fuera de tales manifestaciones interesadas y poco claras, no hay elementos de juicio de otra procedencia a los que sea posible acudir.

El principio de presunción de inocencia da derecho a no ser condenado sin prueba de cargo válida, que -salvo los casos excepcionales constitucionalmente admitidos- es la obtenida en el juicio, que haya sido racional y explícitamente valorada, de forma motivada, en la sentencia, y se refiera a los elementos nucleares del delito (por todas, STC 17/2002, de 28 de enero y STS 213/2002, de 14 de febrero ). Por otra parte, cuando se trata de la prueba habitualmente denotada como indiciaria, para que resulte atendible la conclusión incriminatoria, según jurisprudencia asimismo muy conocida (por todas, STC de 21 de mayo de 1994 y STS de 2 de febrero de 1998 ) es preciso que los hechos indicadores o hechos-base sean varios, estén bien probatoriamente acreditados, mediante prueba de la llamada directa, y viertan sobre el hecho principal u objeto de imputación; y que la inferencia que, realizada a partir de aquéllos conduce a este último, sea racional, fundada en máximas de experiencia fiables, y cuente con motivación suficiente.

Pues bien, a tenor de lo expuesto, sólo cabe concluir que la pobreza en datos del cuadro probatorio, que ha sido objeto de análisis, no permite llegar con el rigor inductivo que reclama este canon jurisprudencial a la conclusión inculpatoria cuestionada. Es por lo que el motivo tiene que estimarse.

Segundo . La estimación del primer motivo hace innecesario entrar en el examen de todos los demás.

FALLO

Estimamos el recurso de casación interpuesto por la representación de Justino contra la sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Cádiz de fecha 18 de marzo de 2010 que le condenó como autor de un delito de lesiones, y, en consecuencia, anulamos esta resolución.

Declaramos de oficio las costas causadas en este recurso.

Comuníquese esta sentencia con la que a continuación se dictará a la Audiencia Provincial de instancia con devolución de la causa, interesando el acuse de recibo de todo ello para su archivo en el rollo.

Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

SEGUNDA SENTENCIA

En la Villa de Madrid, a tres de Febrero de dos mil once.

En la causa número 47/2009, con origen en procedimiento abreviado número 815/2007 del Juzgado de instrucción número 2 de San Fernando, seguida por delito de lesiones contra Justino , la Audiencia Provincial de Cádiz, Sección Cuarta, dictó sentencia en fecha 18 de marzo de 2010 que ha sido casada y anulada por la dictada en el día de la fecha por esta sala integrada como se expresa. Ha sido ponente el magistrado Perfecto Andres Ibañez.

ANTECEDENTES

El día 29 de mayo de 2007, en la localidad de San Fernando, Salvador fue agredido por persona cuya identidad se ignora. Sufrió lesiones consistentes en fractura de los huesos propios de la nariz, fractura parcial del primer molar inferior izquierdo, hematoma de 6.3 cms. en región dorsal, hematoma en glúteo izquierdo y contusión en codo izquierdo, lesiones que necesitaron además de la primera asistencia, tratamiento médico, tardando en curar 20 días, quedándole como secuelas alteración de la respiración nasal por deformidad ósea o cartilaginosa (3 puntos), y desviación del tabique nasal hacia la izquierda que ocasiona perjuicio estético ligero (2 puntos).

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Los hechos declarados probados no permiten poner a cargo de Justino la acción causante de sus lesiones, por lo que debe ser absuelto.

FALLO

Se absuelve a Justino del delito de lesiones por el que había sido condenado en la instancia y se declaran de oficio las costas causadas.

Se mantiene en lo demás el fallo de la sentencia dictada en la instancia en todo lo que no se oponga a la presente.

Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos, mandamos y firmamos .

PUBLICACIÓN .- Leidas y publicadas han sido las anteriores sentencias por el Magistrado Ponente Excmo. Sr. D. Perfecto Andres Ibañez, mientras se celebraba audiencia pública en el día de su fecha la Sala Segunda del Tribunal Supremo , de lo que como Secretario certifico.

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